viernes, 15 de julio de 2011

Mi ángel de la guarda

Definir a Flora López (amiga y actriz) en pocas palabras es complicado. Personas que te tiendan su mano sin apenas conocerte son difíciles de encontrar. Recuerdo el momento en el que nos conocimos. Después de intercambiarnos algunos mensajes a través de una red social de profesionales del medio, que ahora mismo no quiero mencionar, quedamos tal que una tarde en la puerta del Sol de Madrid (mi sitio favorito para quedar).
Allí estaba yo, como muchas otras veces buscando con la mirada a una actriz. Finalmente Flora apareció. Tras vernos y saludarnos, esperamos a Antonio Esquinas y Elena Maurandi para encaminarnos a tomar un café.
Flora estaba radiante, tal y como ha estado en todas las demás ocasiones en las que nos hemos visto.
Hablamos largo y tendido de un proyecto que tenía previsto grabar, actualmente guardado en el fondo de alguno de mis cajones, y en esa conversación pude ver a Flora (la actriz). Mas adelante conocería a Flora (la amiga)
Ilusionada con su profesión, profesional desde los pies hasta la cabeza y haciendo acto de una seguridad ante los nuevos retos, fueron las cualidades que pude apreciar tras esa grata conversación de aquella tarde.
Muchos meses después, contacté de nuevo con ella para ofrecerle el papel de Carla. Yo sabía que ese papel sin Flora López no sería la Carla que yo imaginé en mente cuando lo escribí. Por suerte para mí, accedió y su determinación e ilusión mostrada por el proyecto, hicieron que se reforzara mi decisión.



Carla
Carla es misteriosa, etérea y salvadora. Aparece con un cometido muy concreto en la vida de Eddie. Evitando ser víctima de cualquier empatía hacia él, intentará ver su parte buena y con ello poder ser justa y recta.
Ofrece a Eddie una segunda oportunidad a cambio de algo relativamente sencillo. Aún sabiendo en el infierno que se convertirá para él, no dudará en marcarlo como única opción.
La humanidad es una cualidad a la que tuvo que renunciar en algún momento de su vida, que cada cierto tiempo echa de menos al recordar su vida pasada con los suyos. Pero no nos engañemos… Aquí y ahora, nada es lo que parece.

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